“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenes 5:18″
La gratitud es un fruto del Espíritu Santo, que se manifiesta en la vida de los que llegan a ser cada día más semejantes a Jesús.
Cierto profesor universitario fue asaltado por ladrones que le robaron la billetera. Entonces escribió en su diario lo siguiente: “En primer lugar, estoy agradecido porque nunca antes me robaron; en segundo lugar, porque aunque me robaron la billetera, no me quitaron la vida; en tercer lugar, porque aunque me hubiesen quitado todo lo que tenía, eso no era mucho; y, en cuarto lugar, porque fui yo el que fue robado y no el que robó”.
¿De qué modo la gratitud nos lleva a encarar la vida de una manera más optimista? ¿Por qué Jesús, al reproducir su carácter en nosotros, desea que conservemos siempre una actitud de gratitud?
Una vez leí la leyenda de un hombre que encontró el galpón en el cual Satanás guardaba las semillas que plantaría en el corazón humano. Notó que las simientes del desánimo eran más numerosas que las otras, y cuando se interesó en saber por qué, le informaron que era porque podían crecer en casi todas partes. Sin embargo, molesto, Satanás admitió que había un lugar en el cual nunca conseguiría que brotasen. “¿Cuál es ese lugar?”, preguntó el hombre. Y Satanás respondió con pensar: “En el corazón de una persona agradecida”.
En la Biblia hay dos palabras que están siempre unidas: “agradecer” y “alabar”. Esta última palabra significa aprobar lo que Dios hace, aunque eso esté contra lo que nos gustaría que sucediese. Este aparente milagro sólo puede suceder en el corazón de alguien que conoce a Jesús por experiencia propia.
¿Estás triste? Alaba el nombre de Jesús y verás que la tristeza desaparecerá como la niebla cuando el sol sale en todo su esplendor. ¿Estás atribulado? Canta un cántico de gratitud a Dios, y sentirás salir en tu corazón la fuerza que sólo Jesús es capaz de inspirar para caminar victorioso en medio del dolor.
Si hoy estás enfrentando algún momento doloroso en tu vida, prueba con la alabanza. Conserva un cántico en tu corazón. Puede ser que el momento doloroso no desaparezca, pero tu actitud ante el dolor cambiará. Enfrentarás la dificultad con la seguridad de que no estás solo y de que todo lo está sucediendo, por más negro que parezca, es porque Dios en su infinito amor así lo permite. Esta actitud te permitirá ver las dificultades en su realidad, y entonces serán mucho menores de lo que imaginamos.